Romanos 3:24: Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
En nuestra identidad somos Justificados, dice, Dios nos declara justos gratuita y bondadosamente por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados2. El evangelio nos dice cómo Dios justifica a los pecadores como un libre don y por un acto de favor inmerecido bien conocido como gracia. Pero ¿qué queremos decir cuando hablamos del acto de justificar? La palabra justificar significa contar o declarar justo. Por ejemplo, Dios pronuncia a un pecador como justo cuando aquel pecador cree en el Señor Jesucristo. Esta es la forma en que la palabra se emplea con mayor frecuencia en el NT. Sin embargo, un hombre puede justificar a Dios (Lc 7:29) al creer y obedecer la palabra de Dios. En otras palabras, declara que Dios es justo en todo lo que Dios dice y hace. Y naturalmente, un hombre puede justificarse a sí mismo; es decir, puede afirmar su propia justicia (Lc. 10:29). Pero esto no es nada más que una forma de autoengaño. Justificar no significa realmente hacer justa a una persona. Nosotros no podemos hacer justo a Dios. Él ya es justo y siempre lo ha sido en su propia naturaleza. Pero podemos declararlo justo. Dios no hace impecable ni justo en sí mismo al creyente. Se trata de que Dios pone justicia a su cuenta.
«Dios, al justificar a los pecadores, realmente los llama justos cuando no lo son —no imputa pecado cuando hay en realidad pecado, e imputa justicia donde no existe»3. Una popular definición de la justificación es como si jamás hubiese pecado. Pero eso no va suficientemente lejos. Cuando Dios justifica al pecador que cree, no sólo lo absuelve de su culpa, sino que lo reviste de Su propia justicia y de este modo lo hace totalmente apto para el cielo. «La justificación va más allá de la absolución a la aprobación; más allá del perdón a la exaltación.»
La absolución significa sólo que una persona queda liberada de una acusación. La justificación significa que nos es imputada una justicia positiva. La razón de que Dios pueda declarar justos a pecadores impíos es que el Señor Jesús ha pagado completamente la deuda de sus pecados por Su muerte y resurrección. Cuando los pecadores aceptan a Cristo por la fe, quedan justificados. Cuando Santiago enseña que la justificación es por obras (Stg 2:24), no significa que seamos salvos por las buenas obras, ni por la fe con buenas obras, sino más bien por la clase de fe que resulta en buenas obras. Es importante darse cuenta de que la justificación es una imputación que tiene lugar en la mente de Dios. No se trata de algo que sea sentido por el creyente; sabe que ha tenido lugar porque la Biblia lo afirma. «La justificación es el acto de Dios por el que Él declara justos a todos los que creen en Jesús. Es algo que tiene lugar en la mente de Dios, no en el sistema nervioso ni en la naturaleza emocional del creyente»4. Aquí la Escritura enseña que somos justificados gratuitamente. No es algo que podamos ganar ni comprar, sino algo que nos es ofrecido como un don.
Luego aprendemos que somos justificados… por la gracia de Dios. Esto sencillamente significa que es totalmente aparte de todo mérito en nosotros mismos. Por lo que a nosotros respecta, es inmerecido, no buscado y no adquirido. A fin de evitar confusiones es sano explicar que en el NT se presentan seis diferentes aspectos de la justificación. Se dice que somos justificados por la gracia, por la fe, por la sangre, por poder, por Dios y por obras; no hay contradicción ni conflicto como muchos asumen.
1. Somos justificados por la gracia: esto quiere decir que no lo merecemos.
2. Somos justificados por la fe: (Rom 5:1) esto significa que tenemos que recibir la justificación creyendo en el Señor Jesucristo.
3. Somos justificados por la sangre: (Rom 5:9) esto se refiere al precio que el Salvador pagó para que pudiésemos ser justificados.
4. Somos justificados por poder: (Rom 4:24-25) el mismo poder que resucitó al Señor Jesús de entre los muertos.
5. Somos justificados por Dios: (Rom 8:33) Él es Aquel que nos cuenta justos.
6. Somos justificados por obras: (Stg 2:24) no significando que las buenas obras ganen la justificación, sino que son la evidencia de que hemos sido justificados. Cuando el juez de una corte afirma que el acusado es inocente los cargos son removidos automáticamente, no parcial ni progresivamente, su expediente queda limpio, por ende, es llamado justo, la aplicación de la justicia se inclinó a su favor, no en su contra. Legalmente, es como si esa persona jamás hubiera sido acusada.
Histórico culturalmente la redención (liberación de un esclavo) era un concepto regular del A.T. Los términos siempre se incluían para el pago de un precio, algunas veces para recuperar algo. Dios redimió a Israel, haciéndolos pueblo suyo por gracia y al pagar un precio por su libertad (el cordero pascual y el primogénito de Egipto), antes de darles mandamientos (Ex 20:2). En los días de Pablo los judíos esperaban la redención mesiánica (su reinado prometido manifiesto ya), en el cual serian libertados de sus gobernantes terrenales, aquí el gobernante malvado el cual alude es el pecado (Rom 3:9).
Hay tres palabras importantes en el texto de Rom 3:24, y estas son gratis, gracia y redención, las tres componen en un vínculo perfecto la justicia de Dios hacia el hombre, la palabra gratuitamente/gratis del gr. dorean significa: libremente, sin costo, es acusativo del gr. dorea que significa: don, gratificación. Sustantivo de gr. didomi que es: un regalo. Esto es parte importante en la justicia divina dada al creyente, si se nota en el contexto (Rom 3:23) ninguno merece la gloria de Dios manifestad a su vida, todos estamos reprobados, excluidos, desechados, al igual que Adán del Edén, así nosotros, pero Dios en su inclinación amorosa, prefirió dar gratuitamente lo que a Él le corresponde para aquel que cree. Luego vemos también la palabra gracia, del gr. jaris, que es: lo gratificante, de manera y acción, sea abstracto, literal, figurado o espiritual, es la influencia divina sobre el corazón y su reflejo en la vida, tal palabra es un sustantivo de gr. jairo que significa: alegría particular que provoca gratificación. Es una benevolencia voluntaria, ligada a un regalo el cual se da gratuitamente y sin espera de algo a cambio, en respuesta a ello el receptor de tal don agradece. Es un beneficio divino dado al hombre, al igual que (gr. dorean) arriba mencionado, van de la mano. En consecuente sigue la palabra redención, tal palabra del gr. apolutrosis, la misma es un compuesto de apo que es fuera, apartado, denota algo completo y separado, y de lutron que es liberar, precio de pago por algo, rescate, en si apolutrosis significa: rescate total, poner en libertad.
Esa justicia divina otorgada al creyente como un regalo gratuito es parte de nueva identidad en Cristo, el justo imputando su justicia en el injusto, para que este sea como Él. Su justicia es irrevocable e inquebrantable para los que han depositado su confianza en Jesús y en base a tal identidad se es participe de ello.
Notas:
2. El pecado es cualquier pensamiento, palabra o acción que quedan cortos de la norma de santidad y perfección de Dios. Es fallar el blanco, no dar en la diana. Un indio cuya flecha no llegaba al blanco decía: «Oh, he pecado». En su lengua se emplea la misma palabra para expresar el pecado y no dar en el blanco. El pecado es ausencia de ley (1 Jn. 3:4), la rebelión de la voluntad de la criatura contra la voluntad de Dios. El pecado es no sólo hacer lo malo, sino también dejar de hacer lo que uno sabe que está bien (Stg 4:17). Todo lo que no es de fe es pecado (Ro. 14:23). Esto significa que está mal para el hombre hacer nada acerca de aquello que tenga dudas razonables. Si no tiene una clara conciencia acerca de ello, pero sigue adelante y lo hace, está pecando. «Toda injusticia es pecado» (1 Jn 5:17). Y el pensamiento del necio es pecado (Pr 24:9). El pecado comienza en la mente. Cuando es alentado y abrigado, se materializa en forma de acción, y la acción lleva a la muerte. El pecado es a menudo atractivo cuando es contemplado por vez primera, pero repulsivo cuando se mira retrospectivamente. A veces, Pablo distingue entre pecado y pecados. Pecados son las acciones malas que hemos cometido. Pecado tiene referencia a nuestra mala naturaleza —es decir, designa lo que somos—. Lo que somos es mucho peor que lo que jamás hemos hecho. Pero Cristo murió por nuestra malvada naturaleza, así como por nuestros malvados hechos. Dios perdona nuestros pecados, pero la Biblia nunca habla de que Él perdona nuestro pecado. En lugar de ello, lo que hace es condenar o juzgar el pecado en la carne (Ro. 8:3). Hay también diferencia entre pecado y transgresión. Transgresión es una violación de una ley conocida. Robar es básicamente pecaminoso; es malo en sí mismo. Pero robar es también una transgresión cuando una ley lo prohíbe. «Donde no hay ley, tampoco hay transgresión» (Ro. 4:15). Pablo ha demostrado que todos los hombres han pecado y que quedan destituidos de la gloria de Dios. Ahora pasa a presentar el remedio.
3. A.T. Pierson. The Divine Enterprise of Missions, The Baker & Taylor Co. 1891.
4. Biblia de estudio Scofield. B&H Publishing Group One LifeWay Plaza Nashville, TN 37234.
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Tomado del libro: Identidad Celestial. © 2019 por Félix Muñoz (TH. D).
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