Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme – 2 Pedro 2:1-3 (RVR).
Durante el ministerio terrenal de Jesús, Él advirtió a los discípulos que vendrían falsos maestros (Mt 24:11, Mr 13:22-24). Pedro veía como esas palabras se estaban volviendo una realidad. Así como en el AT los falsos profetas decían lo que la gente quería oír llevando la contraria a la palabra de Dios dada mediante los profetas (Jer 23:16-40. 28:1-17) de igual forma en la era apostólica y la presente, los falsos mal forman las doctrinas de Cristo y la obra y palabras de los apóstoles del primer siglo, las cuales estaban basadas en las de Cristo. Estos falsos menosprecian abiertamente el significado de la vida, muerte y resurrección de Jesús con sus afirmaciones, haciendo pensar a sus oyentes que provienen de Dios cuando solo exaltan las necesidades personales egoístamente.
En esos tiempos había muchos que afirmaban que Jesucristo no podía ser Dios y otros que era imposible que fuese un verdadero hombre (ambos negaban la unión hipostática), permitiendo y alentando a la gente a cometer actos de inmoralidad de todo tipo, el creyente debe ser uno ejercitado en el discernimiento Escritural para estar atento a cada enseñanza que se expone frente sí, evaluando cuidadosamente a la luz de las Escrituras los mensajes de personas que afirman proclamar la verdad de Dios, sea el medio que sea, radio, tv, literatura, conferencias, si se rehacen interpretaciones especiales que minimizan la obra y persona de Cristo deben ser consideradas herejías.
Aquí se describe en detalle a los falsos maestros para que los creyentes reconozcan siempre sus características y métodos. Satanás con la táctica del pecado busca hacer una falsificación de la verdad engañando a sus víctimas. No hay nada más perverso que afirmar hablar en nombre de Dios para salvación cuando realmente se habla tras el diablo para condenación (Deu 13:1-18; 18:20; Jer 23:1-40; Eze 13:1-23; Mat 7:15; Mat 23:1-36; Mat 24:4-5; Rom 16:17; 2Co 11:13-14; Gál 3:1-2; 2Ti 4:3-4). Al hacer mención de “entre el pueblo” esto alude que Satanás siempre ha tratado de infiltrarse entre los creyentes con los engaños de los falsos maestros (Jn 8:44). Si se observa el mismo contexto Escritural, desde su encuentro con Eva en el Edén se ha dedicado al engaño (2 Co 11:3-4), utilizando a los falsos maestros para “introducir” encubiertamente herejías destructoras. Los falsos maestros se presentan a sí mismos como pastores, maestros y evangelistas (Jud 1:4), para cautivar a los ignorantes, y lograr su cometido de propagar sus “herejías”, esto se refiere a mentiras fabricadas en el corazón humano con un trasfondo demoníaco (1 Tim 4:1) las cuales conducen a divisiones y partidismo (1 Co 11:19; Gál 5:20). La palabra griega que se traduce “destructoras” tiene que ver con la “condenación eterna” esta palabra se usa para aludir siempre a una condenación definitiva e irreversible (2 Pe 3:7; 2 Pe 3:16). Con eso se entiende que esos falsos maestros son personas no regeneradas.
Toda falsedad está imposibilitada de llevar a sus seguidores al Padre, a causa de tales falsas enseñanzas es que el mundo hace escarnio del evangelio de Jesucristo por creyentes nominales que no siguen al Señor que confiesan de labios, y que han sido desenmascarados como personas hipócritas, es una tragedia cuando un creyente trata con virtud y tolerancia las enseñanzas e ideas ajenas a las Escrituras usando el amor y la unidad para su aceptación (2 Ts 3:14; 1 Ti 4:1-5; Tit 3:9-11). Al inclinarse a ello expone lo mismo que sigue en el verso “negarán al Señor”, ya que negar la sana enseñanza contextual de las Escrituras es negar a Cristo. Esa frase expone la profundidad del delito y la culpabilidad de los falsos. La palabra en griego para “Señor” que es “kurios” alude a uno que tiene autoridad suprema sobre todos los demás, tanto en sentido humano como divino. Se advierte aquí que los falsos con ello niegan el señorío soberano de Jesucristo.
Descontextualizar las Escrituras es rebelarse directamente ante la autoridad divina - Félix Muñoz
El error básico de los falsos maestros es que no someten la vida de cada uno de ellos al señorío de Cristo, y aunque hablen de Cristo, no comprenden su soberanía y la responsabilidad que eso conlleva. Todas las falsas enseñanzas tienen una cristología errónea. El término usado aquí para “Señor” habla de cómo un amo tiene dominio sobre su casa. El amo compraba esclavos y los esclavos debían lealtad al amo como su soberano (Deu 32:5-6) aquí se presenta la responsabilidad que el creyente tiene de someterse a Dios que los falsos maestros no cumplen, por ello la autoridad sobre la vida cristiana es las Escrituras. La falta de sujeción de los falsos maestros describe el carácter de ellos que afirman servir a Cristo pero niegan su señorío sobre sus vidas.
Se describen en el verso al menos tres prácticas que ayudan al creyente a identificar a los falsos maestros:
1) Inmoralidad: Aquellos que afirman ser maestros de Dios ¿reflejan una moralidad aprobada por Dios ante los ojos del público?, entre las personas que siguen sus doctrinas, ¿reflejan la moralidad de igual forma?, es importante recordad que toda falsa enseñanza está discapacitada de producir la vida de Cristo en quien la sigue, por lo tanto se comprende que si no es Cristo expresado no hay moral agradable a Dios de ninguna forma.
2) Avaricia: Los falsos maestros buscan sacar provecho del derecho que los verdaderos tienen de gozar de un sustento a causa de su trabajo (1 Cor 9:1-14, Gál 6:6, 1 Tim 5:17-28). La avaricia es decir, codicia fuera de control, es el motivo subyacente de los falsos maestros, no el amor a la verdad, sino al dinero (2 Pe 2:14). Explotaban a las personas con sus mentiras. La pregunta aquí es ¿la motivación principal de este maestro es adquirir dinero?, el creyente tiene la responsabilidad de probar las intenciones de cada quien haciendo una investigación adecuada de la conducta y vida que ese maestro tiene y debe preguntarse de igual forma ¿promueve sus propios intereses o busca proveer a los demás?, es fácil identificar cuando es o no así, ya que si es por interés personal se notara sus lujos y vida extravagante, si es para ayudar a otros se notara a su alrededor el bienestar común que este trae a las vidas. No es de Dios que solo el exponente esté bien acomodado y lleno de lujos mientras que sus seguidores estén en la miseria, eso demuestra claramente que es un falso el cual busca sacar provecho avariciosamente de los demás. En tales tiempos existían lo que se conocía como los viajeros divinos, que eran falsos profetas y maestros de moral baja que cobraban solicitando fondos y frecuentemente eran acusados de tener motivaciones monetarias indignas de su profesado llamado (1 Ts. 2:5). Estos falsos maestros solo buscan explotar a quienes en su ignorancia de las Escrituras les siguen.
3) Mentiras: Tales maestros ¿se ofenden o no responden con claridad cuando se les cuestiona que respalden sus enseñanzas con las Escrituras?, si se ofenden es una señal de su falsedad, ya que si fueran exponentes de la verdad su enfoque sería educar conforme ella basando todo a la fuente de la misma, Cristo, y no centrándose en ellos mismos, si se ofenden es a causa de que hacen discípulos propios más no de Cristo. Ahora, si no respaldan sus doctrinas con las Escrituras esa es una viva señal de un falso, ya que todas las Escrituras son inspiradas por Dios (2 Tim 3:16-17) y el que dice ser de Dios debe utilizar Su medio de comunicación, Su Palabra inerrante.
El uso útil de las Escrituras por un verdadero jamás lo podrá hacer un falso, ya que la utilidad de las Escrituras es presentada organizadamente como:
1) inspiradas por Dios.
2) útiles para:
a) enseñar, también se puede traducir “doctrinar” y se refiere a la instrucción divina en su totalidad.
b) redargüir, esto es reprender a las personas por su conducta errónea o sus creencias equivocadas. Las Escrituras exponen todo pecado a la luz (Heb 4:12-13) a fin de que pueda ser tratado mediante la confesión y el arrepentimiento.
c) corregir, esto es la restauración de algo a su condición íntegra y correcta. La palabra que se empleaba en el griego para aludía al enderezamiento de un objeto que hubiera caído, o ayudar a alguien que hubiera tropezado para ponerse otra vez de pie. Las Escrituras no solo exponen y amonestan la conducta errónea, sino que también muestran el camino de regreso a una vida piadosa y,
d) instruir, esto era una actividad relacionada con el entrenamiento de un niño, en relación a la conducta piadosa y no solo reprensión y corrección de conductas equivocadas.
Todo esto da como resultado "justicia" del gr. "diakosune" que es una vida "recta, ordenada". Ese debe ser el producto, madurez, un creyente organizado por las Escrituras será uno capacitado para cumplir todas las exigencias y requisitos del ministerio piadoso y la vida justa e íntegra como Dios demanda. Y es mediante dicho orden que Dios refleja Su carácter, su presencia.
Ningún falso maestro está capacitado para llevar a cabo las funciones que las Escrituras ejercen, por lo tanto hacen uso de mentiras que endulzan los oídos con engaños para llamar la atención, dando a la gente lo mismo que los falsos profetas del AT, lo que ellos desean oír más no lo que Dios desea hablar. Los creyentes hoy día deben ser cautelosos y prestar atención a estas advertencias acerca de los falsos maestros porque sus enseñanzas son muy peligrosas.
¿Logras identificar algún punto mencionado con aquel que se dice ser pastor, maestro en tu congregación?, de ser así corre.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas – 2 Timoteo 4:3-4.
- Dr. Félix Muñoz